
En el Renacimiento retornaron los cosméticos con inusitada fuerza. La estética femenina envuelve la vida de la Italia renacentista. En el siglo XVI los monjes de Santa María Novella, crean el primer gran laboratorio de productos cosméticos y medicinales.
Las venecianas, además del rostro se maquillaban los pechos, usaban perfumes traídos de Asia e impusieron en Europa el gusto por el pelo rojo. Para conseguir ese tono se realizaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre y se exponían los cabellos al sol. También se podían elegir el rubio ceniza, el “hilo de oro” y el azafrán. Las manos se suavizan con miel y limón. Como dentífricos se usan las hojas de salvia mezcladas con carbón de madera, y mezcla de opio. Los primeros tratados de cosmética y belleza aparecieron en Francia e Italia durante estos siglos.
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